El desarrollo histórico de la comunicación como ciencia

Cuatro patrones de pensamiento sobre la comunicación

Los sofistas y Platón: pensamientos paralelos

Para los sofistas lo importante era el poder de la palabra en el mundo humano. Creían que la capacidad de nombrar lo que no se ve y de ocultar y revelar aspectos de la realidad confieren un gran poder. Para ellos el lenguaje era una poderosa fuerza que construía las posibilidades del mundo humano.

Mientras que Platón sugirió una retórica basada en el verdadero conocimiento, y no en trucos argumentativos. El consideraba que el lenguaje era un mal necesario, un medio de expresión imprefecto que solo distorcionaba la realidad cada quez que se usaba.

 

La tradición aristotélica

Aristóteles ofreció una postura alternativa al debate entre los sofista y Platón, en la que decía que la combinación de un cuidadoso análisis del mundo, con un razonamiento meticuloso apegado a las normas de la lógica, daría como resultado el verdadero conocimiento del mundo natural y un buen juicio en aquellos asuntos humanos en los que la certeza no fuera posible.

 

La tradición cristiana

A principios del siglo IV de la era cristiana, el estudio de la comunicación enfrentó nuevos retos cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano.

 

San Agustín describió a la doctrina cristiana como el conocimiento que no puede ser adquirido mediante la retórica, pero que puede presentarse a públicos específicos en una forma más efectiva mediante la retórica. Para él, el conocimiento se adquiere a través de la interpretación de las escrituras.

 

La Edad Media

En esta etapa histórica dominada por el pensamiento cristiano, se separaron los estudios seculares de los religiosos.

Los estudios seculares o artes liberales se conformaban por el trivium, que constaba de gramática, retórica y dialéctica; y el quadrivium: aritmética, música, geométrica y astronomía.

Se consideraba que la retórica sólo tenía relación con la declamación y el estilo, las cuales se trataban como si estuvieran compuestas sólo por las figuras de las palabras y los gestos.

 

El resurgimiento humanista

El humanismo es el movimeinto intelectual del siglo XV que tenía como propósito retomar el estudio de los textos griegos clásicos, elevar la dignidad del individuo mediante la cultura, y dominar las técnicas de la filología como medio de investigación.

Decían que el mundo no está lleno de hechos que deben ser descubiertos para luego hablar de ellos, sino que es un mundo que llega a ser en la medida en que es construido mediante el lenguaje.

Consideraban a la literatura y sus recursos una forma de filosofar, ya que mediante ella es posible construir el significado sin perder las particularidades, ni la emoción de un evento.

 

La era científica

A principios del siglo XVII Francis Bacon ofreció la estructura para una «nueva ciencia» basada en el razonamiento inductivo y las observaciones empíricas. Sostenía que no se necesitaban alas para la imaginación, sino cadenas, y que el método científico permitía a sus contemporáneos ser muy superiores a los pensadores antiguos en relación con las ciencias físicas y las artes.

Al mismo tiempo, Galileo sostenía que las matemáticas, y no el griego y el latín, son el lenguaje del cosmos.

 

Los oradores

Los estudios científicos de la comunicación durante el siglo XVII iniciaron el movimiento de oradores, que se convirtió en la esencia del estudio de la comunicación en Estados Unidos a finales de 1800. Petrus Ramus redujo la retórica al simple terreno de la declamación y la pronunciación. Mientras que Francis Bacon sostenía que todo conocimiento era del dominio de la retórica, refiriéndose a los gestos que usaban los oradores para embellecerla, como el método científico.

La principal alternativa para la oratoria se encontró en la obra de Hugh Blair, George Campbell y Richard Whately, que enfocaron sus estudios en la influencia de la iluminación centrada en la fe y la razón.

 

Desarrollo de la disciplina en el siglo XX

El restablecimiento de la profesión de la oratoria

El desarrollo de la escuela de oratoria de Midwestern School y de la escuela de Cornell, marca el estudio contemporáneo de la comunicación.

La polémica entre las escuelas de Midwestern y Cornell centralizó el estudio de la comunicación durante la primera mitad del siglo XX. En general, la primera sostenía que no se habían realizado suficientes investigaciones científicas sobre comunicación, y que la aplicación de métodos científicos más rigurosos en su estudio produciría un cuerpo de conocimientos para lograr que un discurso fuera efectivo, además, afirmaba, era inútil el estudio de discursos históricos y de teoría sobre retórica. Los miembros de la escuela de Cornell, por el contrario, argumentaban que la investigación científica era inherentemente inútil para guiar el buen juicio en el ejercicio de la retórica, y que la investigación científica trivializaba las demandas impuestas al orador; por consiguiente, sugería que el buen juicio sustituyera el conocimiento de fórmulas simples y se profundizara en la comprensión humanista de la oratoria, ya que sólo esto daría elementos a los estudiantes para responder creativa y elocuentemente ante aquellas situaciones en las que tuvieran que tomar la palabra.

 

Disciplina de la comunicación

Esta ciencia surgió de la unión de la profesión de la oratoria y el campo del lenguaje, armonizó también la retórica con la palabra, lo cual intensificó la investigación y dio pauta para que desarrollaran sus propios métodos de investigación.

 

Corrientes de investigación en la comunicación

Un concepto más complejo de la comunicación

A mediados del siglo XX, los teóricos de la nueva disciplina de la comunicación consideraban necesario encontrar un modelo del proceso que fuese aceptado por consenso y pudiese organizar las investigaciones y al que se pudiera hacer referencia al explicar la disciplina a los principiantes y estudiantes.

Uno de los modelos de comunicación más influyentes fue el que desarrolló el politólogo Harold Lasswell; el cual consistía en una serie de preguntas que, según el autor, todo buen investigador busca saber: ¿Quién? ¿Dice qué? ¿A quién? ¿En qué canal? y ¿Con qué efectos?

La forma del modelo matemático de Claude Shannon y Warren Weaver hizo aún más explícita la estrategia de seguir el mensaje. En ella proponían: fuente-transmisor-mensaje (ruido)-receptor-destino.

El intento por entender la comunicación mediante la búsqueda de un modelo que la simplificara es consistente con una de las formas básicas del pensamiento occidental: el análisis. Analizar algo significa descomponerlo en sus partes, e identificar y describir los componentes más pequeños posibles de un todo complejo.

Un proceso de narración de historias, más que de lograr la comprensión

Una propuesta que empezó a distanciarse de un enfoque estricto respecto a la comprensión fue el modelo de coorientación de Jack McLeod y Stephen Chaffee, el cual muestra la medida en la que dos personas o grupos compraten la misma orientación hacia los eventos y objetos de su medio ambiente. El modelo tenía como objetivo definir tres relaciones: el acuerdo, la congruencia y la precisión.

El acuerdo se refiere a la medida en que la orientación de dos presnonas hacia un objeto es la misma; la congruencia a la manera en la que ellas creen estar de acuerdo, y la precisión describe en qué medida la manera en que perciben la orientación de los otros se equipara realmente con dicha orientación. El modelo de coorientación representó un concepto más sofisticados de comunicación al definir como objeto de interés las relaciones entre las orientaciones, más que las actitudes o conductas.

Otra línea de investigación encontró que no es necesario comprender o precisar las cuestiones para lograr una buena coordinación o coherencia.

 

Conclusión

Después de muchos estudios se puede llegar a la conclusión de que la comunicación es el proceso interpretativo a través del cual los individuos; en sus relaciones, grupos, organizaciones y sociedades, responden y crean mensajes que les permiten adaptarse a su entorno y a las personas que los rodean.

La comunicación masiva puede verse como el conjunto de medios para producir patrones culturales creados por actores de cine, programas de televisión y el lenguaje popular. Estos patrones, a su vez, son consecuencia de las estructuras sociales, políticas y económicas en las que funcionan los medios.

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